
Lloret, domingo 20 de abril de 2025
Maria Jaume vuela alto
La artista presenta «Nostàlgia Airlines SOUVENIR» en su pueblo natal de Lloret con un concierto universal
Con Lluís Cabot (bases electrónicas, bajo y guitarra española), Toni Llull (batería acústica y electrónica), Addaia de Febrer (guitarra y pad) y PDs Cesària Kids para cerrar el espectáculo.
Por Víctor M. Conejo
Nena Carbonell (ver galería)
A la guapura del espacio le correspondió un concierto siempre solvente y a menudo excelso. Justo un año después de publicar Nostàlgia Airlines (Bankrobber, marzo de 2024), la lloretana ha publicado una versión aumentada del álbum que la ha posicionado como un hito en el horizonte musical como mínimo local y català. Una especie de prólogo con cinco canciones de las historias y leitmotivs del disco primigenio que amplían de nuevo, si cabe, las ambiciones y talentos de la mallorquina.
A la ocasión especial de presentar «Nostàlgia Airlines SOUVENIR» le correspondía por tanto un sarao especial, y nada mejor que hacerlo en su pueblo natal. El claustro de Lloret lucía hermosísimo por sus mismas piedras viejas como por la hermosísima gentada que prácticamente llenó el espacio, a ojo unas quinientas personas. Estaba anunciado que a la puesta de largo atañía también el estreno de nuevo directo, por lo que más que más.
Con ruido de ambiente de vuelos y aeropuertos despegó el concierto, a compás semilento, dentro de esos medios tiempos preciosistas ya marca de la casa, para después pisar escenario una Maria Jaume que desde que puso botas sobre tablas se puso a llenar el escenario. Eso no lo consigue todo el mundo, y la mallorquina se ha agigantado sobre un escenario en intervalo récord. Si en eso consistía el nuevo directo esto va a ser jauja.
Como los triunfos y las glorias pueden tener peros, hubo uno esencial: esa manía demasiado recurrente de soltar pregrabadas las voces de las colabos y no solventarlo de alguna manera, la que sea, con ingenio o hasta creatividad (hay quien lo canta todo y punto; se me ocurre también por ejemplo hacer lo que Marala, cuando en la parte vocal de Panxo de ZOO salieron a cantar el pipa de escenario junto al colaborador habitual Joan Fullana, generando acierto y jolgorio). La perfección puede tener callos.
Al pop sensible y las bombas de emoción le siguieron reguetón sensible y bombas de pop para seguir volando alto. Todo ello enhebrado con tono confesional: «Es un placer tocar en mi pueblo, porque además fue aquí mismo donde di mi primer concierto hace muchos años»; «mi abuelo canta en el interludio de estas dos canciones, y hoy mi abuelo está aquí»; «este es un concierto muy híbrido porque esta canción es antigua, pero creo que hay que tocarla»; «¿estáis preparados? Porque esta canción trata un poco de este pueblo» . Y tras ello, como tras prácticamente cada canción, mareas de brazos y coros en el aire.
El concierto local, autóctono, de Maria Jaume llevó un sonidarro poderosamente preciso y corpóreo. Y junto a todo ello, o por encima, unas canciones localistas que se han revelado universales, y de ahí sus conquistas. Lo circunscrito finiquitó con cosmopolitismo, chutando un remix propio para acabar. Hora y poco que debería/podría/habría chanado mucho que fuese más, pero fue suficiente para el embeleso. Tras el chimpóm la marea abandonó mayoritariamente el recinto, y fue una lastimica porque los punxadiscs manacorins Cesària Kids (Biel Riera, bajista de Reïna y Garrafa Nadal, junto a la artista Marga Estelrich) soltaron temazos de neoperrismo moderno nostro y foráneo mezclado ideal e impecablemente: un-dos-tres-cuatro, ¡adentro!


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